Ana Hernández Serena
Directora Consultoría AV Asesores
Hay muy pocos clientes que me pidan que les ayude con sus procesos de innovación, la mayor parte de ellos me cuentan que las cosas no van del todo bien y que son conscientes de que tendrían que darle una vuelta más al negocio. No tienen claro que es lo que necesitan cambiar, pero detectan que hay que hacer algo y ese algo es un proceso de innovación.
En estos casos, lo primero que hacemos es analizar el modelo de negocio partiendo de cuáles son las actividades clave de la empresa y los recursos con los que cuenta para detectar dónde se pueden implementar cambios:
Para conseguir resultados innovadores en este proceso trabajamos con herramientas de creatividad y sorprende ver cómo disfrutan en el proceso.
Una vez realizado este análisis del modelo de negocio, pasamos a analizar el mercado y la competencia “hay que estar a la última”:
Y cuando tenemos todos estos datos cerramos el proceso escuchando al cliente tipo de la empresa. No son momentos sencillos tampoco para los clientes y por ello vale la pena dedicarles una reflexión para conocer lo que dicen, pero también lo que piensan, lo que ven y lo que escuchan. Si somos capaces de conocer las fortalezas de nuestros clientes y los desafíos a los que se enfrentan, seremos capaces de ofrecerles una oferta adecuada a sus necesidades y que supere sus expectativas, si ya somos capaces de emocionarles y sorprenderles, dejaran de ser sólo clientes y se convertirán en prescriptores.
Pero lo que siempre les digo a los clientes es que en este proceso de innovación no hay que perder la esencia ni la pasión que llevo a crear la empresa porque sin esencia y sin pasión es muy difícil construir una oferta de éxito.