Miguel Boyer, presidente de CLH, Luis H. Menéndez, (moderador) y Manuel Pizarro, presidente de Endesa.
Manuel Pizarro
Presidente de ENDESA
Expondré en primer lugar las características más importantes que afectan al suministro eléctrico y al desarrollo de la industria eléctrica.: retos actuales en el suministro energético mundial: nuestra sociedad sigue necesitando garantizar el suministro de energía a un coste competitivo y todo ello con un necesario respeto con el medio ambiente
El suministro del petróleo y gas natural se encuentra muy concentrado en Oriente, Africa y Asia, lo que agrava su dificultad logística.
En cuanto a la provisión de energía a precio razonable, no es muy viable, como estamos viendo actualmente, con un suministro energético basado en el petróleo, debido al incremento de la demanda.
Respecto al adecuado equilibrio con el medio ambiente, el Protocolo de Kioto, ha establecido un ambicioso plan sobre el desarrollo energético en aquellas sociedades comprometidas, concretamente la Unión Europea.
La situación energética en la Unión Europea es de gran dependencia del petróleo y gas, un 47% de la demanda de energía, a causa de una falta de política energética común en las últimas décadas, y además esta dependencia se espera que aumente en próximos años.
La entrada en funcionamiento del Protocolo de Kioto es una de las razones por las que se está agudizando esta dependencia. Así, la evolución del mix energético europeo va hacia una mayor generación de gas natural y energía eólica, qe favorecen el cumplimiento del Kioto, pero esto lleva a:
La potencia eólica se ha multiplicado en Europa por 17 en los últimos 10 años, asta llegar al 5% de la potencia energética total europea. Esta energía eólica es competitiva en cuanto a independencia energética y respecto al medio ambiente, pero sin embargo tiene inconvenientes, como es su menor reserva de energía para cubrir picos de demanda, debido a la ausencia de viento cuando hace mucho frío o mucho calor. Además, la energía eólica tiene una fuerte dificultad técnica.
No parece conveniente concentrar en exceso el crecimiento de la capacidad instalada en estas dos fuentes de energía.
Hay otras dos tecnologías de generación, la nuclear y el carbón, hoy en día olvidadas, que Europa no se puede permitir abandonar.
Así, Europa debe buscar soluciones limpias para el carbón. La política energética europea debe plantearse una visión al largo plazo y descansar en los siguientes tres ejemplos:
De forma similar a Europa , la sociedad española debe decidir el modelo energético que quiere, es decir, en que grado de seguridad de suministro desea, nivel de eficiencia y el coste que está dispuesto a pagar por todo ello.