Jorge Valdano,
Autor de "Liderazgo"
Vicepresidente del Grupo Inmark y Presidente de la Escuela de Estudios Universitarios del Real Madrid.
Es autor de varios libros, coautor del libro “Liderazgo”, y ponente habitual y conferenciante sobre diversos temas de gestión empresarial, uniendo empresa y deporte en el mismo plano teórico. Fue jugador del Real Zaragoza y del Real Madrid, siendo campeón del mundo con Argentina en México 86. Como entrenador, dirigió al Tenerife, Real Madrid y Valencia. Ejerció las funciones de Director General Deportivo del Real Madrid hasta Junio 2004, donde instauró un nuevo sistema organizativo y de gestión de una entidad deportiva.
Hay mil maneras de constituir un equipo y cada una de ellas es justa. Para ello se requiere imaginación e ímpetu. El deporte es un medio pedagógico, de dónde se extraen valores como trabajar en equipo. De la aventura de vivir uno saca conclusiones, desde el mundo del deporte se extraen conclusiones y experiencias válidas para el día a día.
Las personas son las protagonistas. Si la gente está comprometida y entusiasmada es más fácil que las cosas funcionen, sino todo resulta mucho más trabajoso. Un equipo es un elemento que hay que tener en continua vigilancia, porque por un lado muestra su competitividad y por otro permite esconder la responsabilidad de manera impune.
El líder tiene que ser especialista en cada una de las personas que tiene bajo su responsabilidad, debe vigilar que nadie se esconda de competir. El equipo es el motor que puede llegar a mover una nación entera, pero la responsabilidad recae sobre la persona, dónde su actitud personal no se disuelve en el grupo. La fuerza del individuo le hace capaz llevar al máximo su capacidad creativa, o puede sacar en momento de alta emotividad “al diablo que lleva dentro”. En el individuo está la fuerza de un equipo.
Los líderes absorben la admiración, pero también la presión. Descansan en ellos todos los elementos que deberían descansar sobre todo el equipo. Concentrar en una cosa persona la responsabilidad de demasiadas cosas es nefasto para un equipo, pero también en el mundo empresarial. La gente mejora al ejercer la actividad.
Una persona que se siente identificada con su equipo se puede convertir en un referente. Su influencia viene de su calidad humana, hace las actividades con entusiasmo, pone le alma en lo que hace, siente lo que hace. Esto lo contagia a sus compañeros, se hace esencial. Una empresa es un conjunto de actitudes, un equipo es un estado de ánimo. Los apoyos externos pueden hacer a un individuo pasar de la mediocridad a la excelencia. El líder debe motivar por lo que debe despertar al equipo que está relajado por la rutina. Las ayudas para motivar el estado de ánimo son:
En primer lugar, la gestión de uno mismo. Se debe conciliar la vida laboral con la vida familiar. Esto tiene que estar bien compensado para aplicar a nuestra empresa la calidad del tiempo. Las horas que se prestan deben ser con calidad para mejorar la productividad. La personalidad de un individuo es capaz de transformar, por ello es muy importante ser optimista.
El sentido de pertenencia también es importante. La identificación con la cultura corporativa de una organización permite que sea más fácil dar tiempo y energía al proyecto. Tener claros los objetivos de la empresa es fundamental.
Otro elemento es el sentimiento de eficacia. Es importante que lo que uno haga le sea reconocido. Cuando descubres tus limitaciones puedes rendir al 100% de tus posibilidades y alcanzar el éxito. Esta es una de las funciones del líder, debe hacer que todos se sientan eficaces.
Debe existir también una comunicación fluida. Aunque se debilite el liderazgo, hay que reconstruir los canales de comunicación cuando se han roto. El líder debe reconocer y resolver sus errores.
Estas ideas eran aplicables a corto plazo, pero en una organización también hay que pensar a largo plazo.
Hay que apostar por el talento. Todo individuo tiene una predisposición hacia una determinada actividad, por lo que el líder deber saberla enfocar. Hay que elegir gente con algo que los haga distintos, hay que elegir en función de la eficacia. Sin embargo, el talento necesita su lugar. Hay que ubicar a la las personas en el lugar preciso para aprovechar las virtudes y esconder sus defectos. De este modo llegaremos a la excelencia.
Por otro lado, el talento necesita de confianza. Si se trasmite entusiasmo aumenta la producción. La confianza es fundamental darla en los momentos de incertidumbre, de errores, es decir, cuando se necesita. Esto genera un sentimiento de deuda y de fidelidad. La dotación de confianza está en las manos del líder,
El talento necesita otros talentos. Uno evoluciona en la dificultad y crece en la medida que se supera. Además el talento necesita libertad. Un líder debe saber que grado de libertad merece cada uno.
Antes de terminar hay que mencionar tres puntos importantes. Debemos tener sueños, que nos permiten generar metas difíciles pero alcanzables para seguir mejorando. Aprender del fracaso, que nos hace superarnos y aprender, ya que a veces nos complacemos tanto del éxito que no sabemos como hemos llegado hasta él. Y por último, siempre hay que tener respeto a los demás y agradecer a los que nos ayudan y nos dan confianza, porque todos tenemos buena memoria para el afecto pero mucha más para la humillación.
Como conclusión, hay mil maneras de llegar a la excelencia, pero todas ellas necesitan de un líder que motive y de confianza al equipo, que sepa reconocer el talento de cada uno y asignar la tarea para la que estén más preparados. Es muy importante saber cual es la estrategia general de la empresa y el papel de cada uno de sus componentes.
Zaragoza, 10 de noviembre de 2006.