"Un buen líder deber ser un buen motivador para que continuamente recuerde que sé está al servicio del cliente"
La firma Adolfo Domínguez nació hace más de 30 años, estando idenficada con una imagen de clase y diferenciación respecto a la competencia. Sus orígenes se remontan a la sastrería de Ourense propiedad de Adolfo Domínguez padre en los años sesenta. Para su expansión internacional, enfocó su negocio a la gestión integrada y global, abarcando el diseño, la producción y la distribución a través de una extensa red de tiendas propias y franquicias. Adolfo Domínguez cuenta con 332 tiendas en Europa, América Latina, Japón, China, EE.UU. y el Sudeste asiático.
Desde sus orígenes a Adolfo Domínguez lo que le caracteriza es la humildad, porque no se puede ignorar el esfuerzo inicial que realizó la empresa en sus primeros años, ya que las empresas no triunfan normalmente en vida de su fundador sino que necesitan el paso de las generaciones. El actual presidente de Adolfo Domínguez se define como un continuador de la obra y empresa de su padre.
Como hemos visto en cada una de las distintas ponencias la innovación es un proceso necesario para que una empresa llegue a ser líder y sus directivos e conviertan en líderes. El caso de la empresa Adolfo Domínguez no es una excepción, a principios de los 90, tras un incendio que destruyó sus naves de fabricación y tras conseguir un crédito para volver a iniciar su andadura empresarial, se planteó la idea de reorganizarse de nuevo pero introduciendo la idea de crear sus propias tiendas, es decir mediante la gestión propia de la distribución. Como se ha visto a lo largo de la historia muchas de las grandes empresas no han sido grandes por poseer la materia prima, sino por tener bajo su control la distribución. Otro medio utilizado para el control de la red de distribución lo constituyen las franquicias, las cuales son una gran parte del imperio y sagradas mientras estás lo hagan bien.
Por otro lado, a todas las grandes empresas siempre se les cuestiona su compromiso social; de ahí que en el 2005 entrara a formar parte del accionariado de Adolfo Domínguez la ONG Setem para evaluarla desde dentro. Aunque su responsabilidad social corporativa no se puede comparar con la de otras grandes empresas que tienen suficiente poder para poder presionar a sus proveedores para que adecuen éticamente su organización. Pero desde su nivel de maniobralidad, Adolfo Domínguez tiene claro que un empresario debe poseer conciencia ética, la cuál es imprescindible para el liderazgo.
Gran parte de esta filosofía de comprender el liderazgo y esta ética empresarial, se basa en la admiración de Adolfo Domínguez por la obra de Marco Aurelio, Pensamientos, gran monumento literario a un gobierno al servicio del deber.
En esencia, un mundo donde todo se mide por rentabilidad y beneficios es solo viable a corto plazo, ya que si estos se obtienen si una clase empresarial ética el contrato social quiebra y se rompe.
Para ello, parte de las actuaciones que realiza Adolfo Domínguez consisten en invertir en educación, formación y promoción interna.
No obstante, también se buscan talentos en el exterior, en ellos se busca cómo no, la formación académica pero el factor determinante es la actitud. En estos momentos, la actitud de la gente ha cambiado, ahora es difícil encontrar vendedores que se sientan al servicio del público, y constantemente hay que recordarles que son ellos quienes les pagan su salario. Pero de esto no tiene la culpa en parte el individuo, sino la sociedad en conjunto, donde en una época que España se encontraba sumida en la pobreza existía esa actitud y tras un enriquecimiento muy rápido del país esa actitud de esfuerzo se ha perdido.
Por lo tanto, vemos en este caso que un buen líder deber ser un buen motivador y que continuamente recuerde que se está al servicio del cliente. Además debe ser un educador, un gran comunicador y generoso para evitar los celos en la empresa. Igualmente debe trabajar en equipo para buscar una verdad consensuada, es decir; un líder debe dialogar y compartir. Para lograr llegar a ser un motivador una de las maneras es premiar al trabajador cuando alcanza los objetivos marcados, pero éstos deben ser alcanzables y reales, la forma ideal de premiar es que su salario sea en un cincuenta por ciento variable y solo un cincuenta por cierto fijo; ya que no hay mejor motivación que la motivación monetaria.
Además, un líder debe saber adaptarse a las distintas circunstancias que vayan surgiendo en el transcurso del tiempo. En un mundo global donde todo el entorno se mueve continuamente es necesario innovar y para ello es necesaria la creatividad, o como dice Adolfo Domínguez, ?la creatividad permite la supervivencia del más apto?.
Un líder debe sentirse al servicio del grupo que lidera, transmitiéndole entusiasmo, fidelidad y lealtad. Para conseguir contagiar ese entusiasmo no hay nada mejor que ver un líder que este feliz. Todo líder que disfrute trabajando y que sea capaz de transmitir ese gozo, permitirá un aumento de productividad y de buen humor a sus seguidores.
En conclusión, un líder debe conocer su entorno para poder saber maniobrar y adaptarse a las dificultades, pero no solo eso, sino que debe ser un gran comunicador para hacer llegar los conceptos a sus subordinados y motivarlos para alcanzarlos, pero todo dentro de la humildad y compartiendo los méritos. Y todo ello dentro de un ambiente de flexibilidad y comodidad.
Zaragoza, 9 de noviembre de 2006.