Manuel Pimentel
En una sociedad del conocimiento como la nuestra el talento y su gestión va a ser una facultad muy importante. Así comenzó Manuel Pimentel su ponencia sobre la Gestión del Talento. En primer lugar, decir que talento e inteligencia no significa lo mismo (no todas las personas inteligentes tienen talento, ni todas las personas con talento lo utilizan de forma inteligente).
Ser inteligente es elegir adecuadamente, es decir, la inteligencia se plasma en un acto de elección.
Sin embargo el talento es lo que conocemos como actitudes y aptitudes.
La inteligencia es saber elegir, el talento es saber hacer.
En esta ponencia me centraré en la persona más que en la empresa.
Las personas somos sujetos de emociones y leyes sociales que actúan sobre nuestro comportamiento, con lo cual no somos del todo libres, ya que a pesar de que somos animales racionales y emocionales, somos sobre todo seres sociales, de forma que una persona con talento o inteligente o ambas cosas conjuntamente puede en ocasiones no tomar la decisión adecuada debido a este tipo de condicionantes sociales y culturales que afectan a nuestra manera de actuar.
En mi opinión es el talento lo que mezcla los motivos emocionales, racionales y sociales, y los pone en común de mejor o peor manera.
Independientemente de todo lo anterior, una cuestión que continúa en el aire a lo largo de muchos años es la siguiente: ¿el talento nace o se hace?. Pues bien, Aristóteles decía que al nacer la mente se encuentra en blanco y cada persona va formando tu semilla con el paso de los años, es decir, que se puede ir aprendiendo partiendo de una mente en blanco. Sin embargo otra serie de personajes a lo largo de los años han dicho que todo es genético, que con el talento o se nace o no hay nada que hacer para conseguirlo. Yo personalmente pienso que no son del todo correctas ninguna de las dos posturas anteriores, sino las dos conjuntamente, es decir, que parte del talento se nace (aptitudes, etc.) pero también se hace.
En Recursos Humanos se mide mucho la inteligencia, sin fijarse en otros aspectos, lo cual, a mi juicio, es un error. Un ejemplo ilustrador es el siguiente: “si tu contratas a un cerdo muy inteligente para subirse a un árbol podría aprender mucho y muy rápido, pero el consejo es que contrates a una ardilla”
No se trata de contratar a una “ardilla tonta”, pero lo que quiero decir es que cualquier persona, por muy inteligente que sea, puede no ser la más adecuada para un determinado puesto de trabajo.
Lo que las personas deberíamos hacer es volcar nuestros esfuerzos en aquello en aquello que estamos mejor capacitados, concentrar nuestros esfuerzos para desarrollar habilidades innatas.
Manuel Pimentel, ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, ha destacado no sólo en su faceta como político, sino como autor de diversas obras de ensayo y literatura. De especial reconocimiento goza en el mundo de la empresa, al enfocar sus políticas de empleo desde la perspectiva inusual del talento. De hecho, publicó “El talento”, un ensayo cuyo objetivo es responder a preguntas del tipo de ¿inteligencia es lo mismo que talento?, ¿cómo descubrir el talento que cada uno posee? o, el talento ¿nace o se hace?
La mayoría de la gente posee talentos individuales, por lo que no puede hablarse de “talento” en singular. La inteligencia por tanto, consiste en ser consciente y capaz de desarrollarlos dado que facilitan el camino hacia la realización personal.
Manuel Pimentel Siles (Sevilla, 1961) es ingeniero agrónomo, licenciado en Derecho y diplomado en alta dirección de empresas. Además de su actividad empresarial en Andalucía, ha sido diputado en el Parlamento de Andalucía, secretario general de Empleo y ministro de Trabajo y Asuntos Sociales. Tiene publicadas tres novelas, Peña Laja, Monteluz y Puerta de Indias, así como el ensayo El talento. Aun alejado de la política activa desde hace más de dos años, permanece con una viva inquietud como ciudadano comprometido políticamente con sus ideas.
Zaragoza, 9 de Noviembre de 2005.